Estás en la pista, y el sol empieza a caer detrás de las palmeras.
Acabas de ganar, o perder, da igual, tienes la cara roja y el cuerpo a mil.
Al fondo suena un temazo,
DJ en cabina,
colegas riendo,
cerveza fría en mano
y olor a hamburguesa recién hecha.
No hay prisa.
No hay obligaciones.
Solo piensas: esto es justo lo que necesitaba.